Te invito a hacer un viaje a través de la holística de la música. Escuchar desde diferentes lugares, oír el sonido desde diferentes dimensiones, y sentir cómo vibra el cuerpo con diferentes frecuencias. Porque todo lo que existe vibra. El sonido altera la estructura de la materia. La música pone orden en el caos. La Tierra suena como el “sol” y los cuencos tibetanos suenan como los anillos de Saturno.
No es de extrañar que todas las culturas primordiales asocien el sonido con la creación. No es casualidad que los cantos esquimales se parezcan a los cantos beduinos. Que un instrumento de hace 40.000 años se combine con tecnologías modernas para la curación, o que los cantos medicinales amazónicos sigan el mismo arco emocional que las experiencias psicodélicas. Porque hay sociedades sin escritura, pero ninguna sin música. Escuchemos juntos los instrumentos que expresan las raíces espirituales de los pueblos antiguos. Nos traen al presente, disuelven nuestro ego y son un vehículo sagrado hacia reinos inconscientes.
Ven a descubrir qué tiene que ver la música de Bach con las escaleras de Escher, o por qué las estructuras sonoras se parecen a los tejidos corporales y a las formas de las flores. Qué son los sonidos fantasma, o por qué el jazz despierta más zonas del cerebro que cualquier otra música.
¿Sabías que los decibelios en el útero son tan altos como en un concierto de rock, o que la música oxigena el corazón y que su latido era, de hecho, la medida estándar del tiempo musical hasta hace unos siglos? ¿Cómo no va a ser la música una terapia, si en chino la palabra “medicina” viene de la palabra música? ¿Cómo funciona la resonancia para curarnos? ¿Ha escuchado alguna vez un duduk, un sarod o un n’goni?
El sonido del cosmos y la naturaleza, orígenes espirituales e instrumentos ancestrales, tribu, trance y psicodelia, psicoacústica, sueños y conciencia, música en directo, escucha sorprendente y experiencia vibracional: handpan, gong, kora, cuencos tibetanos, mantras, etc.
“La música expresa lo que no se puede decir y sobre lo que es imposible callar” (Victor Hugo).